Selva de Iquitos: 10 consejos para una experiencia inolvidable ⟶

Viajar a la Amazonía peruana no es solo cambiar de paisaje: es cambiar de ritmo, de lógica y de mirada. Iquitos es la ciudad más grande del mundo sin acceso por carretera, y solo se puede alcanzar por aire o por agua. Esta peculiaridad ya anticipa lo que viene: un viaje fuera del tiempo, donde la naturaleza marca el compás y todo se vive con más intensidad.

Es un entorno tan fascinante como exigente: el calor es constante, la electricidad limitada, la conexión a internet intermitente y la convivencia con insectos, barro y lluvias torrenciales es parte del día a día. Pero también lo son los cielos estrellados, los delfines rosados, las caminatas entre árboles centenarios y las conversaciones con quienes habitan este territorio desde hace generaciones.

Por eso, hemos reunido estos 10 consejos prácticos basados en nuestra experiencia real, para ayudarte a preparar tu viaje con conciencia, respeto y comodidad. Porque la selva no se visita: se vive. Y si te dejas llevar por su ritmo, te aseguro que volverás siendo una persona distinta.

1. Infórmate sobre si es temporada de lluvias o temporada seca

La selva amazónica tiene dos estaciones bien marcadas: la temporada de lluvias (de noviembre a mayo) y la temporada seca (de junio a octubre). Aunque el clima es cálido y húmedo durante todo el año, la experiencia cambia notablemente según el momento en que viajes.

🌧️ Temporada de lluvias (noviembre – mayo)

Pros:

  • Mayor navegabilidad: los ríos y afluentes crecen, lo que permite explorar zonas más remotas en canoa o lancha, adentrándote en áreas inaccesibles durante la estación seca.
  • Paisajes exuberantes: la vegetación está en su punto más verde y frondoso, y los sonidos de la selva se intensifican con la lluvia.
  • Avistamiento de fauna acuática: es más fácil ver delfines rosados, nutrias gigantes y aves que se alimentan en zonas inundadas.

Contras:

  • Más mosquitos y humedad: la proliferación de insectos es mayor, lo que puede resultar incómodo si no estás bien protegido.
  • Menos caminatas: muchas rutas terrestres están anegadas, por lo que las excursiones a pie se reducen o se hacen con botas de agua altas.
  • Lluvias frecuentes: aunque no suele llover todo el día, las precipitaciones pueden ser intensas y repentinas.

☀️ Temporada seca (junio – octubre)

Pros:

  • Más caminatas y exploración terrestre: los senderos están más accesibles, lo que permite hacer trekking por la selva, visitar comunidades y explorar ecosistemas de tierra firme.
  • Menor presencia de insectos: aunque los mosquitos nunca desaparecen del todo, su número disminuye.
  • Clima más estable: hay menos lluvias, lo que facilita la planificación de actividades al aire libre.

Contras:

  • Menor acceso por río: algunos afluentes se secan o bajan su caudal, limitando las rutas navegables.
  • Vegetación menos densa: aunque sigue siendo verde, la selva puede parecer menos exuberante en comparación con la temporada de lluvias.

¿Cuál es la mejor época para ti?

Depende de tus intereses. Si sueñas con navegar por ríos serpenteantes y ver la selva desde el agua, la temporada de lluvias es ideal. Si prefieres caminar, explorar la flora y fauna terrestre y tener más días soleados, la temporada seca será tu aliada. En cualquier caso, prepárate para el calor, la humedad y la imprevisibilidad del clima: estás en la Amazonía.

vista afluente del amazonas en época seca
Esta foto ha sido tomada en época seca, a mediados de septiembre’25. Durante la temporada de lluvias, el nivel del agua puede subir hasta 12 metros, inundando vastas zonas de la selva y transformando el paisaje en una red de canales navegables con las copas de los árboles a la altura de los ojos.

2. Lleva ropa adecuada a la experiencia

En la selva, la ropa no es solo una cuestión de estilo o comodidad: es tu primera línea de defensa contra el sol, los insectos y la humedad. Elegir bien qué llevar marcará la diferencia entre una experiencia agradable y una llena de incomodidades.

¿Qué ropa llevar?

  • Camisetas de manga larga: mejor si son de color blanco o claro, ya que repelen mejor el calor y atraen menos insectos. Busca tejidos transpirables y de secado rápido, como el poliéster técnico o el bambú.
  • Pantalones largos y ligeros: los de trekking son ideales porque protegen del sol, los mosquitos y la vegetación sin dar demasiado calor.
  • Botas de montaña cómodas: imprescindibles para los trayectos por tierra firme. Asegúrate de que estén bien domadas antes del viaje para evitar rozaduras.
  • Botas de agua altas: en la mayoría de lodges te las facilitarán para las excursiones por zonas inundadas o fangosas. Aun así, puedes llevar tus propios calcetines largos de secado rápido para usarlos con ellas.
  • Sombrero o gorra: el sol amazónico es fuerte incluso en días nublados. Un sombrero de ala ancha o una gorra con protección para el cuello te será muy útil.
  • Chubasquero ligero o poncho impermeable: las lluvias pueden aparecer en cualquier momento, incluso en la temporada seca. Llevar una capa impermeable que no ocupe mucho espacio es una buena idea.
  • Bañador y toalla de secado rápido: por si tienes la oportunidad de darte un baño en el río o en alguna piscina natural.

¿Qué evitar?

  • Ropa oscura o negra: atrae más a los insectos y retiene el calor.
  • Tejidos de algodón grueso: tardan mucho en secarse y pueden resultar incómodos con la humedad constante.
  • Sandalias abiertas: aunque pueden ser útiles dentro del lodge, no son recomendables para excursiones por la selva.

¿Y si no tienes todo esto?

No te preocupes. Muchos lodges cuentan una pequeña tienda y un servicio de alquiler donde puedes conseguir lo que te falte: desde linternas frontales hasta ponchos impermeables, pasta de dientes, compresas/tampones, etc. 

Consejo extra (muy realista):

Prepárate para hacer peste. Entre el sudor, el repelente, el barro y la humedad constante, es difícil mantenerse fresco. En tu cabaña te dejarán un barreño y detergente gratuito para que puedas lavar tu ropa a mano, pero la humedad es tan alta que es muy difícil que se seque de un día para otro. Lleva ropa suficiente para varios días y, si puedes, mete en la mochila una bolsa estanca o de compresión para separar la ropa sucia del resto. Tu nariz (y tus compañeros de viaje) lo agradecerán.

🧺 Bonus: lavandería exprés en Iquitos

El último día se regresa a Iquitos alrededor de las 16 o 17h. En ese momento tienes dos opciones: tomar un vuelo nocturno hacia tu siguiente destino o, lo más habitual, pasar la noche en Iquitos y salir temprano al día siguiente. Si eliges esta segunda opción, puedes aprovechar la tarde para encargar un servicio de lavandería exprés con recogida y entrega a domicilio.

Nosotros lo pedimos a las 17:30 h y a las 20:30 h ya nos estaban devolviendo la ropa limpia, seca y doblada. Te la recogen directamente en tu alojamiento, la pesan allí mismo para decirte cuánto te va a costar y te la entregan en unas 3–4 horas. El servicio tiene un pequeño recargo por ser exprés, pero vale totalmente la pena, sobre todo si llevas varios días acumulando ropa húmeda y con mal olor. Se paga en efectivo cuando te la entregan, así que puedes aprovechar para sacar dinero en los cajeros de la Plaza de Armas de Iquitos, en caso de haberte quedado sin efectivo.

3. Protégete del sol y los insectos (con conciencia)

En la selva, el sol y los insectos no se andan con juegos. Aunque el cielo esté nublado, el sol amazónico puede ser muy intenso, y los mosquitos están presentes durante todo el año, especialmente al amanecer y al atardecer. Pero más allá de protegernos, también es importante reflexionar sobre cómo nos relacionamos con el entorno natural que estamos visitando.

☀️ Protección solar

  • Usa protector solar biodegradable y que respete el ecosistema marino, idealmente con un factor de protección alto (SPF 50+).
  • Reaplica cada pocas horas, sobre todo si sudas mucho o te mojas durante las excursiones.
  • No subestimes el sol: incluso en días grises, puedes quemarte sin darte cuenta.

🦟 Protección contra insectos

  • El repelente es útil, pero no lo es todo. Nosotros apenas lo usamos y tuvimos muy pocas picaduras. ¿La clave? Vestir adecuadamente: mangas largas, pantalones largos, ropa clara y ligera. Es la mejor barrera natural.
  • Evita perfumes o cremas con fragancia, ya que pueden atraer insectos.
  • Reaplica el repelente solo cuando sea necesario, y opta por fórmulas con DEET, icaridina o IR3535 si eres propensa a las picaduras.

🌿 Un enfoque más respetuoso

Recordemos que somos nosotros quienes nos adentramos en el hábitat de otros seres vivos. La selva no es un parque temático, es un ecosistema complejo y delicado. En lugar de intentar eliminar a los insectos a toda costa, podemos minimizar nuestro impacto y protegernos de forma responsable. La ropa adecuada no solo te protege a ti, sino que reduce la necesidad de productos químicos que pueden afectar a la fauna y flora local.

Consejo extra:

Aunque te protejas bien, alguna picadura caerá. Lleva contigo un roll-on de amoníaco o crema calmante con calamina o aloe vera para aliviar el picor. Y si eres especialmente sensible, considera llevar un antihistamínico oral por si acaso.

caminata en la selva, llevamos ropa adecuada
Llevar ropa adecuada no solo te ayudará a sobrellevar el calor húmedo de la selva de Iquitos, sino que también te protegerá de las picaduras de insectos, especialmente durante la temporada de lluvias.

4. No te olvides tu linterna o frontal (te salvará la noche)

En la selva, la electricidad es un recurso limitado. La mayoría de los lodges funcionan con placas solares, lo que significa que la iluminación por la noche es muy tenue… o directamente inexistente. Por eso, llevar una linterna o, mejor aún, un frontal, no es opcional: es esencial.

¿Por qué un frontal?

  • Te deja las manos libres, lo que es muy útil para moverte por la habitación, buscar algo en la mochila o incluso ponerte y quitarte las lentillas.
  • Es ideal para ir al baño por la noche sin depender de la luz del móvil (que además querrás conservar cargado).
  • Puedes colgarlo en algún gancho o clavo para que ilumine el cuarto de baño o la habitación entera, como hicimos nosotros.

Nuestra experiencia:

En nuestra cabaña había una especie de termómetro de puntitos de luz que indicaba cuánta energía quedaba acumulada en los paneles solares. En teoría, eso te ayudaba a saber si tendrías luz por la noche. Pero la realidad fue otra: la luz era tan tenue que no servía ni para ducharse ni para ver dentro de la mochila. Por eso, colgábamos los frontales en los colgadores para iluminar el baño y la habitación. Fue la única forma de tener una luz funcional.

Consejo extra:

Los frontales que solemos llevar nosotros son bastante básicos, y aunque cumplen su función, los que alquilan en el lodge suelen ser mucho más potentes. Si el tuyo no alumbra demasiado o no llevas ninguno, puedes alquilar uno allí por un pequeño coste. Eso sí, ten en cuenta que en las cabañas no hay enchufes: solo encontrarás tomas de corriente en el comedor/zonas comunes, así que si tu frontal es recargable, lleva una batería externa o aprovecha los momentos de carga durante las comidas.

5. Lleva un botiquín con lo que consideres que puedas necesitar

En la selva no hay farmacias a la vuelta de la esquina, y aunque los guías suelen llevar un botiquín básico, es importante que tú también lleves el tuyo, adaptado a tus necesidades personales. No se trata de cargar con media farmacia, pero sí de prever lo esencial para evitar sustos innecesarios.

¿Qué incluir?

  • Analgésicos (paracetamol, ibuprofeno)
  • Antidiarreicos (loperamida, sales de rehidratación oral)
  • Antihistamínicos (para reacciones alérgicas leves)
  • Suero oral o sobres de electrolitos (muy útiles si te afecta el calor o una gastroenteritis)
  • Tiritas, gasas, esparadrapo y desinfectante (para pequeñas heridas o rozaduras)
  • Repelente de insectos (aunque ya lo mencionamos, no está de más repetirlo aquí)
  • Protección solar biodegradable
  • Medicación personal en cantidad suficiente para todo el viaje (y algo extra por si hay retrasos)
  • Crema para picaduras (con calamina, aloe vera o amoníaco en roll-on)

Vacunas y prevención

Antes de viajar, consulta en un centro de vacunación internacional. Según la zona concreta que vayas a visitar, podrían recomendarte:

  • Vacuna contra la fiebre amarilla (altamente recomendada para la Amazonía peruana; en algunos casos, incluso obligatoria)
  • Profilaxis contra la malaria: no siempre es necesaria, pero conviene valorarlo con un profesional. En muchos lodges de la zona de Iquitos, el riesgo es bajo, pero depende de la temporada y de las actividades que vayas a realizar.

⚠️​​ No te fíes de lo que dicen los blogs o redes sociales: la prevención sanitaria debe ser personalizada y profesional. Por otro lado, muchos centros de vacunación internacional tienen listas de espera largas, así que conviene planificar la cita con varios meses de antelación. Además, algunas vacunas requieren tiempo para generar inmunidad, por lo que no es algo que se pueda dejar para última hora.

Consejo extra:

Si tomas medicación específica, lleva siempre la receta médica (en papel o digital) y guarda los medicamentos en su envase original. También es útil llevar una pequeña bolsa estanca para proteger el botiquín de la humedad.

6. Respeta la vida silvestre

La selva amazónica es uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta. Cada sonido, cada hoja, cada criatura —desde el insecto más diminuto hasta el árbol más imponente— cumple una función en este equilibrio natural. Como visitantes, somos los que entramos en su casa, y eso implica una gran responsabilidad.

No toques, no alimentes, no compres

  • Observar animales en libertad es un privilegio, no un derecho. No intentes tocarlos, perseguirlos ni atraerlos con comida. Esto puede alterar su comportamiento, ponerlos en peligro o incluso ponerte en riesgo a ti.
  • No compres recuerdos hechos con partes de animales (plumas, pieles, dientes, caparazones…). Aunque te los ofrezcan como “souvenirs típicos”, su comercio fomenta la caza y el tráfico ilegal de especies.
  • No arranques plantas ni flores. Muchas especies son endémicas y cumplen un rol vital en el ecosistema. Además, algunas pueden ser tóxicas o causar reacciones alérgicas.

La selva se escucha mejor en silencio

Evita hacer ruidos fuertes durante las excursiones. Gritar, poner música o hablar en voz alta no solo espanta a los animales, sino que rompe la magia del entorno. Escuchar los sonidos del bosque —el canto de los pájaros, el crujir de las ramas, el zumbido de los insectos— es parte de la experiencia.

Consejo extra:

Si llevas prismáticos, una cámara o una grabadora de sonidos, úsalos con respeto y sin invadir el espacio de los animales. Y si tienes la suerte de ver fauna en libertad, disfruta del momento antes de buscar la mejor foto. A veces, lo más valioso no es lo que capturas con la cámara, sino lo que te llevas en la memoria.

roll up publicitario en el aeropuerto de Iquitos que habla sobre cómo ser un viajero amigable con la fauna silvestre
Este cartel te da la bienvenida en el aeropuerto de Iquitos. Un recordatorio claro: en la Amazonía, la fauna se respeta.

7. Conecta con las comunidades, pero sin exotizar

Algunas excursiones en la Amazonía incluyen visitas a comunidades indígenas. Esta puede ser una experiencia muy enriquecedora si se hace desde el respeto y la escucha activa. Pero también es un terreno delicado, donde es fácil caer —aunque sea sin querer— en actitudes paternalistas o en una mirada folclorizante que reduce a las personas a “lo pintoresco”.

¿Cómo hacerlo bien?

  • Infórmate antes: pregunta a tu lodge o agencia si la comunidad ha dado su consentimiento para recibir visitas y si existe una relación de colaboración real, no solo comercial.
  • Respeta los tiempos y espacios: no todo es fotografiable ni todo debe compartirse en redes. Si quieres hacer fotos, pide permiso primero. Y si te dicen que no, respétalo sin insistir.
  • Evita los estereotipos: no idealices ni juzgues. Las comunidades amazónicas no son “atrasadas” ni “místicas”, son diversas, dinámicas y están en constante transformación, como cualquier otra sociedad.
  • Compra productos locales si puedes: muchas comunidades ofrecen artesanías, alimentos o experiencias culturales. Si decides comprar, hazlo con conciencia, valorando el trabajo que hay detrás y sin regatear precios que ya suelen ser muy ajustados.

Consejo extra:

Más que ir con la idea de “ver cómo viven”, ve con la intención de aprender, compartir y escuchar. A veces, una conversación sincera, una sonrisa o un gesto de respeto valen más que cualquier foto. Y recuerda: no estás allí para enseñarles nada, sino para comprender otras formas de habitar el mundo.

vista de San Juan de Yanuyacu
San Juan de Yanuyacu, Loreto. En temporada de lluvias, el nivel del río puede subir hasta cubrir toda la comunidad, obligando a sus habitantes a vivir en casas flotantes y desplazarse en canoas. Pero nosotros lo vimos de una manera muy diferente…

8. Lleva efectivo suficiente (y en billetes pequeños)

Aunque Iquitos es una ciudad relativamente grande, no todos los establecimientos aceptan tarjeta, y en la selva, directamente no hay cobertura ni datáfonos. Por eso, es fundamental que lleves soles en efectivo, bien calculados para cubrir tus gastos durante los días en el lodge y tu paso por la ciudad.

¿Cuánto llevar?

Dependerá de tu itinerario, pero ten en cuenta que en los lodges ya suele estar incluido el alojamiento, las comidas y las excursiones. Aun así, necesitarás efectivo para:

  • Propinas a guías, conductores o personal del lodge (muy valoradas y, en muchos casos, esperadas)
  • Compras en mercados locales o comunidades (artesanías, snacks, bebidas)
  • Servicios extra como lavandería exprés en Iquitos o el alquiler de equipo en la selva
  • Taxis o mototaxis en Iquitos
  • Comidas o cenas en la ciudad, si pasas la última noche allí

Billetes pequeños, grandes ventajas

Lleva billetes de 10, 20 o 50 soles. Los billetes grandes (100 o 200) pueden ser difíciles de cambiar, especialmente en comunidades o negocios pequeños. Además, te facilitará dar propinas o pagar cosas sencillas sin complicaciones.

Consejo extra:

En Iquitos hay cajeros automáticos en la Plaza de Armas, así que puedes aprovechar tu última tarde en la ciudad para sacar el dinero que necesites. Eso sí, no dejes el cambio para última hora, ya que los cajeros pueden quedarse sin efectivo o no aceptar todas las tarjetas. Si vas a usar un servicio como la lavandería exprés (que se paga en efectivo), tenlo previsto con antelación.

9. No bebas agua del grifo (ni la uses para lavarte los dientes)

En la Amazonía, el agua del grifo no es potable y puede contener microorganismos que tu cuerpo no está acostumbrado a procesar. Por eso, es fundamental tener cuidado incluso con los gestos más automáticos, como lavarse los dientes o enjuagarse la boca.

¿Cómo se gestiona el agua en los lodges?

En tu cabaña encontrarás una jarra con agua potabilizada para lavarte los dientes o enjuagarte la boca. Si se te acaba, no te preocupes: en el comedor suele haber dos bidones claramente identificados:

  • Uno con agua potabilizada, para rellenar tu jarra o usar en el baño.
  • Otro con agua potable, lista para beber o rellenar tu botella reutilizable.

Este sistema es muy práctico y evita el uso innecesario de botellas de plástico, algo fundamental en un entorno tan frágil como la selva.

Consejo extra:

Lleva tu propia botella reutilizable (idealmente con aislamiento térmico, ya que el calor es constante) y acostúmbrate a rellenarla siempre que tengas ocasión. También puedes llevar pastillas potabilizadoras o un filtro portátil como medida de seguridad adicional, aunque en los lodges responsables el agua está bien tratada.

Y si tienes el hábito de lavarte los dientes con agua del grifo, ponte una nota o deja la botella a la vista para no hacerlo por inercia. Un descuido puede arruinarte varios días de viaje.

10. Déjate llevar por el ritmo de la selva

En la Amazonía, el tiempo se mide de otra manera. No hay relojes que marquen el paso, ni notificaciones constantes que interrumpan el momento. El wifi, si lo hay, suele estar limitado a una zona concreta del lodge y solo funciona en determinadas horas del día. Y eso, lejos de ser un inconveniente, es parte del encanto.

Reconectar con lo esencial

  • Aprovecha para escuchar los sonidos del bosque: los monos aulladores al amanecer, el canto de los pájaros, el crujir de las ramas, la lluvia golpeando las hojas.
  • Mira el cielo estrellado como pocas veces lo habrás visto, sin contaminación lumínica, con la Vía Láctea desplegándose sobre ti.
  • Habla con los guías locales, escucha sus historias, sus conocimientos sobre plantas medicinales, sus anécdotas de vida en la selva. Son una fuente de sabiduría que no encontrarás en ningún libro.

Una experiencia transformadora

La selva no se visita, se vive. No es un lugar para tachar de una lista, sino para sentir con todos los sentidos. Si vas con los ojos y el corazón abiertos, te cambiará para siempre. Te hará más consciente, más humilde, más conectad@ con la naturaleza y contigo mism@.

Consejo extra:

Si puedes, deja el móvil en modo avión durante tu estancia en el lodge. Haz fotos, sí, pero no te obsesiones con documentarlo todo. A veces, lo más valioso no es lo que compartes, sino lo que te llevas dentro.

puesta de sol, despeinados y oliendo mal, pero felices
Puesta de sol en el Amazonas. Despeinados, oliendo mal y con la ropa pegada por la humedad… pero felices. Porque hay momentos que no necesitan filtros, solo vivirse.

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