Qué ver en el centro histórico de Trujillo ⟶

Trujillo, capital de la región La Libertad, fue fundada en 1534 por Francisco Pizarro. Durante la conquista española y después de ella, ha sido una ciudad que mezcla pasado y presente de manera única. Y es que antes de la llegada de los españoles, esta zona ya estaba habitada por culturas poderosas como los Moche y los Chimú, cuyas huacas, palacios y obras de ingeniería hidráulica todavía sorprenden a quien las visita.

👉​ ¿Te interesa esta tema? Puedes leer más sobre las culturas preincaicas de Trujillo en nuestro artículo El legado preincaico de Trujillo: culturas Moche y Chimú.

Por otro lado, durante la época colonial, Trujillo se convirtió en un importante centro administrativo y comercial. Su Plaza de Armas y las casonas que la rodean reflejan el estilo y la elegancia de aquellos siglos, con balcones de madera tallada, patios amplios y fachadas que hoy nos siguen asombrando por sus colores y detalles.

Más tarde, la ciudad fue protagonista de la independencia peruana: aquí se proclamó la libertad del norte del país el 29 de diciembre de 1820, un hecho que le dio un lugar destacado en la historia del Perú.

Pero Trujillo no es solo historia antigua o heroica: su clima templado y su luz especial le han ganado el apodo de la ciudad del sol y la eterna primavera. Pasear por sus calles es descubrir que la primavera no está solo en el calendario, sino en la vitalidad de sus mercados, en los colores de sus fachadas y en la sonrisa de sus vecinos.

Con toda esta historia presente en sus calles y plazas, recorrer el centro histórico de Trujillo es dejarse sorprender por cada fachada, cada balcón y cada rincón que guarda siglos de vida y tradición. A continuación, te llevamos por la Plaza de Armas y sus edificios emblemáticos, para luego descubrir las casonas coloniales y otra arquitectura histórica que hacen que esta ciudad sea única.

⛲Plaza de Armas de Trujillo

La Plaza de Armas es el corazón del centro histórico y el punto de partida perfecto para sumergirse en la historia, la arquitectura y la vida cotidiana de la ciudad. Su trazado, siguiendo el modelo de cuadrícula típico de las ciudades coloniales, está rodeado de edificios emblemáticos que reflejan siglos de historia, desde la época colonial hasta la independencia y la vida moderna. Aquí todo tiene un porqué: cada fachada, cada balcón tallado, cada arco y cada plaza lateral cuenta una historia.

¿Por qué las plazas de armas coloniales tenían forma de cuadrícula?

Cuando los españoles fundaron ciudades en América, como Trujillo en 1534, seguían un modelo urbanístico muy concreto basado en las “Leyes de Indias”, un conjunto de normas dictadas por la Corona española para organizar sus nuevas colonias. Estas leyes establecían que cada ciudad debía construirse siguiendo un plano en cuadrícula, con la Plaza de Armas como eje central.
¿Por qué cuadrícula? La razón era práctica y simbólica:

  1. Orden y control: la cuadrícula facilitaba la planificación de calles, viviendas y espacios públicos, permitiendo un crecimiento ordenado y fácil de vigilar por las autoridades coloniales. Las calles rectas y perpendiculares también hacían más sencillo patrullar y defender la ciudad.
  2. Centralidad y jerarquía: la Plaza de Armas no era solo un espacio público, sino el corazón político, religioso y social de la ciudad. Rodeada de la catedral, el cabildo (municipio), residencias de la élite y edificios administrativos, servía para concentrar el poder y la vida comunitaria en un solo lugar.
  3. Simbolismo europeo: este diseño reproducía la idea de “ciudad ideal” renacentista, trasladando a América un concepto de armonía, simetría y control social que ya existía en ciudades españolas.
  4. Flexibilidad urbana: la cuadrícula permitía expandir la ciudad fácilmente conforme aumentaba la población, agregando manzanas y calles de forma sistemática sin alterar el eje central.

En Trujillo, este modelo se ve claramente: la plaza es el núcleo, y las calles principales —Jr. Francisco Pizarro, Jr. Independencia, Jr. Orbegoso y Jr. Almagro— forman una red perfectamente cuadrada que guía el recorrido por los edificios más emblemáticos, creando un equilibrio entre funcionalidad, estética y simbolismo.

➡️​ ​Algunas ciudades coloniales también incluían arcos y murallas para reforzar la defensa de la cuadrícula, como es el caso de Trujillo, donde aún se conservan restos que nos recuerdan su pasado fortificado. ¿Que dónde lo vemos en el mapa? Pues en la Avenida España, que sigue el trazado de la antigua muralla de la ciudad. Mientras caminas por ella, puedes imaginar los portones y murallas que protegían el centro histórico y fijarte en las fachadas coloniales que aún bordean la avenida, testigos silenciosos de siglos de historia urbana. Es un pequeño recordatorio de cómo la planificación y la defensa iban de la mano en la Trujillo colonial.

Catedral de Trujillo

La Catedral de Trujillo se encuentra en el lado norte de la Plaza de Armas y comenzó a construirse en 1647 sobre las ruinas de un templo anterior, completándose en 1666. Su estilo combina elementos renacentistas y barrocos propios de la arquitectura colonial de la costa peruana. Su fachada, pintada en un característico amarillo ocre intenso, casi dorado, no solo es visualmente atractiva, sino que también ayuda a reflejar el intenso sol de la región y protege los materiales de la humedad. Destacan sus columnas, molduras y frontones, que enmarcan los accesos principales y muestran el detalle y la simetría típica de la época.

El interior de la catedral tiene planta en cruz latina y una nave central amplia. Los altares laterales están dedicados a distintos santos y presentan retablos de madera tallada y dorada, combinando pintura colonial y pan de oro, evidenciando la maestría de los artesanos de los siglos XVII y XVIII. Durante la época colonial, la catedral no solo funcionaba como espacio de culto, sino también como escenario de actos cívicos y ceremonias oficiales, siendo un centro de poder tanto espiritual como social en Trujillo.

Al recorrer el interior, vale la pena fijarse en los retablos y altares laterales, la combinación de santos locales y europeos, así como las molduras talladas en madera, que muestran cómo se adaptó el barroco europeo a materiales y técnicas locales. La catedral abre todos los días de 7 a 12h y de 16 a 20h, aunque si eres amante de la fotografía de interiores, visitar el lugar con la luz de la mañana te permitirá observar con claridad los detalles de los retablos y pinturas.

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Museo Catedralicio

Junto a la catedral se encuentra el Museo Catedralicio, un pequeño pero completo espacio que permite profundizar en la historia de la Iglesia y de la ciudad. Aquí se conservan objetos litúrgicos originales, vestimentas sacerdotales y cálices de plata, muchos de ellos utilizados desde los siglos XVII y XVIII. Uno de los elementos más llamativos es el altar portátil de plata que se usaba en procesiones y celebraciones especiales, así como los incensarios de bronce y cobre, que muestran la calidad artesanal de la época.

El museo también alberga documentos históricos, entre ellos actas de la ciudad y manuscritos relacionados con la vida religiosa y civil durante la colonia, que permiten entender cómo la catedral no solo era un templo, sino también un centro de poder y organización social.

La visita al museo suele ser rápida, entre 15 y 30 minutos, pero permite ver de cerca detalles que pasarían desapercibidos solo visitando la catedral. El horario es el mismo que el de la catedral, de 7 a 12h y de 16 a 20h, y la entrada tiene un coste de S/ 5.00 soles.

Arzobispado Metropolitano de Trujillo

Al lado de la catedral se alza el Arzobispado Metropolitano, un edificio que merece la atención de quienes recorren la Plaza de Armas por su arquitectura y su historia. La sede actual refleja la mezcla de estilo colonial con adaptaciones modernas que ha tenido la ciudad a lo largo de los siglos. Sus arcos, balcones y patios internos nos recuerdan que aquí se concentraba buena parte del poder eclesiástico de Trujillo, justo al lado de la autoridad civil y del comercio que rodeaba la plaza.

El edificio, pintado en un tono azul intenso que contrasta con el amarillo de la catedral, forma parte del paisaje visual de la plaza, y permite hacerse una idea de cómo la ciudad organizaba sus espacios centrales: la iglesia y el estado unidos en un mismo eje. Aunque no se pueda visitar siempre, observar su fachada desde la calle ya es suficiente para apreciar su simetría, sus detalles y cómo dialoga con los otros edificios que rodean la plaza. Para los que disfrutan de la fotografía urbana o simplemente de los paseos con historia, es un punto que no puede faltar en el recorrido por la Plaza de Armas.

Casa Urquiaga

Continuando en dirección a las agujas del reloj alrededor de la Plaza de Armas, llegamos a la Casa Urquiaga, una casona que combina siglos de historia y arquitectura con recuerdos de la independencia. Originalmente construida en el siglo XVI y reedificada en el XIX con un elegante estilo neoclásico, la casa tiene la distinción de haber hospedado a Simón Bolívar durante su paso por Trujillo.

Hoy funciona como museo gestionado por el Banco Central de Reserva del Perú, y recorrerlo es como abrir una ventana al pasado. Sus tres patios, con columnas dóricas y jónicas, conectan las distintas salas que conservan muebles coloniales, alfombras persas, espejos dorados y el escritorio que utilizó Bolívar. Además, el museo guarda cerámicas y objetos de las culturas Chimú, Mochica y Nazca, ofreciendo un recorrido que combina historia republicana y patrimonio preincaico.

La Casa Urquiaga está abierta de lunes a viernes de 9:30 a 15:30h y sábados y domingos de 10 a 13h, y la entrada es gratuita presentando DNI o pasaporte, lo que la convierte en una parada imprescindible para quienes quieren conocer tanto la historia de la independencia como la riqueza cultural de la región.

Ventanas de hierro forjado en el centro histórico de Trujillo

Al pasear por el centro histórico de Trujillo, es imposible no fijarse en las ventanas grandes con rejas de hierro forjado que decoran tantas casonas y palacios. A primera vista parecen un simple detalle ornamental, pero detrás de ellas hay historia, técnica y estilo. Los barrotes curvados, los motivos geométricos o vegetalistas y los asientos interiores permitían a los habitantes observar la calle sin salir de casa, mientras entraba la luz y se ventilaban los espacios en un clima cálido y húmedo.

Estas ventanas son herencia de la tradición arquitectónica hispánica, adaptada a la costa norte del Perú: se buscaba majestuosidad y funcionalidad, combinando seguridad, estética y confort. Durante los siglos XVI al XIX, los balcones de cajón y los vanos amplios se convirtieron en símbolos de estatus social, y muchas de estas rejas incluso estaban decoradas con detalles dorados o piedras finas en el siglo XX.

En Trujillo se conservan más de trescientas ventanas de este tipo, cada una con su propia historia y particularidad. Observarlas con atención permite descubrir cómo la arquitectura se adapta al clima, la vida cotidiana y la estética urbana, y ofrece una forma distinta de leer la ciudad: no solo por sus edificios principales, sino por los pequeños detalles que dan carácter y personalidad a cada calle.

La clásica foto de las ventanas de la Casa Urquiaga: un sueño que una vez imaginé y que finalmente pude capturar.

Municipalidad Provincial de Trujillo

A mano derecha de la Casa Urquiaga, siguiendo nuestro recorrido por la Plaza de Armas, se alza la Municipalidad Provincial de Trujillo, el ayuntamiento de la ciudad. Su fachada actual combina blanco y rojo almagre, colores que han ido cambiando a lo largo de los años: en fotos antiguas se ve azul y blanco, mientras que hace un tiempo se intentó modernizar pintándolo solo de blanco con detalles dorados. Estos cambios no son caprichosos: responden tanto a decisiones municipales como a las normas de protección del patrimonio, que regulan los colores permitidos en la histórica Zona Monumental.

colores autorizados en el centro histórico de trujillo
Detalle de colores permitidos extraído de esta noticia.

El edificio destaca por su simetría neoclásica y presencia imponente, con grandes vanos y detalles en piedra que reflejan la arquitectura institucional de la ciudad. Aunque el acceso al público es limitado, desde fuera se puede observar su diseño y cómo se integra al conjunto histórico de la plaza.

Más allá de la estética, la municipalidad ha sido testigo de siglos de vida cívica: desde actos oficiales y celebraciones patrióticas hasta decisiones que moldean el día a día de Trujillo. Observarla es comprender cómo un edificio puede ser a la vez funcional, histórico y protagonista del paisaje urbano.

fotografía del ayuntamiento de trujillo en 1917, donde se observan 3 pisos en lugar de 2
Antes del terremoto de 1970, el Palacio tenía tres pisos; el sismo derribó el superior, cambiando su silueta para siempre.

Casa de la Identidad Regional

Si quieres entender Trujillo más allá de su historia colonial y republicana, la Casa de la Identidad Regional es una parada imprescindible en la Plaza de Armas. Esta casona, que combina arquitectura republicana con un impresionante balcón corrido de madera, ha sido testigo de varias etapas de la ciudad: originalmente fue la residencia de Manuel Cavero y Muñoz, primer alcalde republicano de Perú, luego albergó un colegio y, tras ser declarada Monumento Histórico en 1972, se convirtió en un espacio cultural dedicado a mostrar la riqueza de las provincias de La Libertad. Si hablas con un trujillano, seguro que hará referencia a este edificio como el «Centro Viejo», en alusión a sus años como colegio, y te contará con orgullo que es la única Casa de la Identidad Regional que existe en todo el país.

El balcón corrido no es solo decorativo: refleja la forma en que las casas tradicionales conectaban el interior con la calle, permitiendo ventilación, vistas y un punto de encuentro social. Su carpintería y ménsulas cuentan historias de técnicas y estilos que se mantuvieron vivos durante siglos en la ciudad.

Hoy, la Casa de la Identidad funciona como museo y centro cultural, con salas permanentes y temporales que permiten explorar tradiciones, historia y expresiones artísticas de toda la región. Además, su fachada y el ritmo visual de sus ventanas y patios la convierten en un lugar perfecto para fotógrafos y curiosos que quieran capturar la esencia de Trujillo.

Visitarla es como recorrer un pequeño viaje por la historia y la cultura de La Libertad: no solo ves un edificio, sino cómo Trujillo ha sabido conservar y reinterpretar su identidad a lo largo del tiempo. La entrada es gratuita, y su horario permite planificar la visita de manera cómoda junto con otros edificios emblemáticos de la Plaza de Armas, ya que está abierta de lunes a viernes de 9 a 13h y de 16 a 20h, y los sábados, de 9 a 12h.

Casa de la Identidad Regional en Trujillo Perú
El impresionante balcón corrido de madera de la Casa de la Identidad Regional no solo es decorativo: antiguamente servía para que las autoridades pudieran observar la plaza y los desfiles sin salir al exterior, combinando estilo y vigilancia cívica en un mismo detalle.

Sociedad de Beneficencia de Trujillo

Cerrando el recorrido por la Plaza de Armas se encuentra la Sociedad de Beneficencia de Trujillo, fundada en el siglo XIX para gestionar hospitales, orfanatos y programas de ayuda a los más necesitados, consolidando un modelo de asistencia social que todavía inspira hoy. Su fachada, sobria y elegante, se integra visualmente con otros edificios de la plaza, como el Colegio de Arquitectos, los antiguos consulados y el Palacio de Gobierno de la Región La Libertad, creando un conjunto homogéneo que refleja la intención de armonizar todo el centro histórico.

Aunque el interior no está abierto al público de manera regular, desde la calle se pueden apreciar sus ventanales, cornisas y detalles arquitectónicos, y entender cómo la planificación urbana buscaba combinar funcionalidad, estética y mensaje social. Pasear frente a estos edificios permite ver cómo Trujillo proyectó su identidad a través de la arquitectura: cada fachada, cada balcón y cada remate cuentan parte de la historia de la ciudad y de la sociedad que la construyó.

Estatua en el centro de la plaza

En el corazón de la Plaza de Armas de Trujillo se alza el Monumento a la Libertad, coronado por la figura principal de Simón Bolívar, líder de la independencia sudamericana. Inaugurado en julio de 1929, el monumento fue obra del escultor alemán Edmund Möeller, realizado en mármol traventino y cobre, y no solo celebra la figura de Bolívar, sino que narra en conjunto la historia de la libertad en tres actos.

Debajo de la estatua principal se encuentran tres grupos escultóricos alegóricos: el primero representa la opresión o esclavitud, con una figura encorvada; el segundo muestra la acción emancipadora, con un hombre que parece empujar hacia atrás; y el tercero simboliza la liberación, con un hombre de brazos levantados y puño cerrado. Cada cuerpo del pedestal añade significado: el primero refleja virtudes como el arte, la ciencia, el comercio y la salud; el segundo, el esfuerzo colectivo para alcanzar la libertad; y el tercero, la juventud y la independencia, culminando la narrativa de un pueblo que avanza hacia la emancipación.

Su ubicación central sigue la tradición colonial de las plazas cuadradas, sirviendo como eje visual y punto de encuentro, y desde cualquier ángulo de la plaza se puede apreciar cómo la escultura interactúa con la Catedral, las casonas y los edificios públicos que la rodean.

plaza de armas de trujillo

🏛️Casonas y arquitectura histórica

Casa Ganoza Chopitea

En el jirón Independencia, al lado del restaurante El Mochica de Doña Fresia, se alza la Casa Ganoza Chopitea, también conocida como Casona Deza o Casa de los Leones, una joya arquitectónica que resume siglos de historia en una sola fachada. Construida hacia el siglo XVII por la familia Ganoza Chopitea, esta casona fue testigo del esplendor virreinal trujillano y de la vida cotidiana de las familias más influyentes de la ciudad.

A lo largo de los siglos, la casa cambió de propietarios —entre ellos, la familia Deza, de donde proviene su segundo nombre— y de funciones. Fue residencia privada, sede institucional, espacio cultural y hasta restaurante, un lugar muy recordado por quienes disfrutaron en sus patios de la cocina norteña y las veladas criollas.

Durante un tiempo también funcionó como sede de la Policía Turística de Trujillo, lo que permitió conservarla en buen estado y mantener abiertos sus patios a la ciudadanía. En ocasiones, el edificio ha acogido exposiciones temporales de arte, convirtiéndose en un pequeño punto de encuentro entre historia y cultura local.

Su fachada es, sin duda, una de las más singulares de la ciudad: un conjunto rococó que combina pinturas murales, un frontón barroco flanqueado por dos leones —de ahí su apodo—, una ventana de estilo imperio y un balcón de rasgos mudéjares. En el arco de la portada, unas figuras femeninas manieristas del siglo XVII parecen custodiar el acceso a sus tres patios interiores, decorados con frescos florales y estructuras de madera.

Aunque actualmente la casa no está abierta al público, su fachada sigue siendo una de las más fotografiadas del centro histórico y una parada imprescindible para entender la identidad arquitectónica de Trujillo. Es también uno de los mejores ejemplos de cómo las antiguas casonas coloniales se adaptan —o intentan adaptarse— a los nuevos tiempos sin perder su esencia.

Casa de la Emancipación

En pleno jirón Francisco Pizarro, a pocos pasos de la Plaza de Armas, se levanta la Casa de la Emancipación, uno de los edificios más simbólicos de Trujillo. Recibe su nombre porque en ella se proclamó la Independencia del Perú el 29 de diciembre de 1820, siete meses antes de que José de San Martín lo hiciera en Lima.

Construida originalmente en el siglo XVI y reconstruida totalmente tras el terremoto de 1619, la casa pasó por varias manos —como las familias Martínez de Escobar, Urquiaga y Rosell— hasta convertirse en escenario clave de la historia republicana: en 1823 fue sede del primer Congreso Constituyente y residencia de gobierno del presidente José de la Riva Agüero. Por aquel entonces, la casona era conocida como La Casa de las Ventanas, un apodo que debía a sus vistosos ventanales de hierro forjado, uno de los detalles más característicos de su fachada.

casa de la emancipación de trujillo, también conocida como casa de las ventanas

En 1978–1980 la Fundación BBVA impulsó trabajos de puesta en valor respetuosa con los materiales y la estructura original: se recuperaron patios, arcos y salones, cuidando la lectura histórica del edificio. Desde entonces la casona ha funcionado durante décadas como espacio cultural (exposiciones, conciertos, ciclos de lectura) y en su interior se conservan espacios dedicados a César Vallejo, el gran poeta nacido en Santiago de Chuco, y al obispo Baltasar Jaime Martínez de Compañón, quien en el siglo XVIII retrató la flora, la fauna, las costumbres y la música del norte peruano en un célebre conjunto de acuarelas. También custodia la auténtica Real Cédula de 1537 mediante la cual el emperador Carlos V otorgó el escudo de armas a la ciudad de Trujillo.

Aunque su valor cultural es indiscutible, el valor de la propia arquitectura es igualmente notable: recorrer su fachada y sus patios es leer la ciudad en piedra, madera y rejería, entender cómo Trujillo se rehízo tras los terremotos y cómo su casco histórico guarda capas de historia.

Actualmente, aunque sigue siendo un referente para la cultura local, la casa permanece cerrada al público y solo permite acceso mediante visita virtual 360° desde la web de la fundación.

Palacio Iturregui

En la intersección del jirón Francisco Pizarro con el jirón Junín se alza uno de los edificios más imponentes de todo el centro histórico de Trujillo: el Palacio Iturregui. Esta casona neoclásica, considerada una de las residencias más lujosas del siglo XIX en América del Sur, fue adquirida el 1 de mayo de 1841 por don Juan Manuel de Iturregui y Aguilarte, un influyente comerciante y político trujillano. Tras comprar la antigua casa de los marqueses de Bellavista, mandó reconstruirla por completo, incorporando un estilo inspirado en las mansiones europeas de la época.

El nuevo palacio adoptó el estilo neoclásico con elegantes columnas, amplios ventanales de hierro forjado y tres patios interiores de perfecta simetría. Se dice que parte de la mano de obra vino de Italia y Francia, y que muchos de los materiales, como los mármoles y mobiliarios, fueron importados desde París, lo que da una idea del nivel de sofisticación que alcanzó la vivienda. Uno de los detalles más curiosos del edificio es que uno de sus patios prescinde del segundo nivel para mejorar la ventilación, algo poco común en las construcciones coloniales de la ciudad.

Durante más de un siglo, el Palacio Iturregui fue símbolo del poder económico y social de la élite trujillana. En 1930, el Club Central de Trujillo comenzó a utilizar parte del inmueble y, en 1973, pasó oficialmente a ser su sede. Desde entonces, este palacio continúa siendo un punto de encuentro de la vida cultural y social de la ciudad, pero no está abierto al público general.

Como el resto de casonas (a excepción de la casa Urquiaga), antes de 2020 se permitían visitas guiadas, pero una vez se paralizaron por la pandemia, nunca más se retomaron. Aun así, merece la pena detenerse frente a su monumental fachada: las líneas neoclásicas, los ventanales coronados con peinetas de hierro y los suelos de laja española recuerdan la época en que Trujillo miraba a Europa para inspirar su arquitectura.

Palacio Iturregui (sede del Club Central de Trujillo)

Casa del Mariscal Luis José de Orbegoso

En pleno corazón del centro histórico de Trujillo, a pocos pasos de la Plaza de Armas, se alza la Casa del Mariscal Luis José de Orbegoso, una joya de la arquitectura republicana que conserva el espíritu de una época de transición entre la colonia y la independencia. Levantada originalmente en el siglo XVIII sobre un solar familiar, esta casona fue el hogar del mariscal Luis José de Orbegoso, uno de los protagonistas políticos más destacados del Perú tras la independencia, conocido por su papel conciliador en los años de inestabilidad que siguieron a la proclamación de 1821.

Su arquitectura responde a la elegancia sobria del periodo republicano trujillano. La fachada, de un tono ocre pálido, combina líneas rectas con detalles ornamentales discretos. Los balcones de madera torneada, típicos del estilo local, se asoman sobre la calle con una mezcla de solidez y ligereza. En su interior, la casa presenta una planta en forma de “L”, organizada alrededor de dos amplios patios rodeados por galerías de arcos y columnas que aún conservan parte de su estructura original. El juego de luces y sombras, potenciado por la altura de los techos y las puertas talladas, otorga a la casa una atmósfera serena y majestuosa.

Antes de la pandemia, este inmueble funcionaba como una casa-museo, con salas que exhibían mobiliario de época, retratos familiares y objetos pertenecientes al mariscal, permitiendo al visitante adentrarse en la vida cotidiana de la élite trujillana del siglo XIX. En la actualidad, la casa permanece cerrada al público, aunque existe el proyecto de transformarla en el Museo de la Independencia, que destacará el papel de Trujillo como primera ciudad peruana en proclamar su libertad.

Aun así, su imponente fachada y su historia la convierten en una parada esencial para quienes recorren el casco antiguo. La Casa Orbegoso no solo evoca la memoria de un personaje clave de la república, sino que también encarna la transición arquitectónica entre el barroco colonial y el neoclásico temprano, recordando que la identidad de Trujillo se forja tanto en sus muros como en los acontecimientos que estos han presenciado.

Casa del Mariscal Luis José de Orbegoso

Casa Risco – Museo de Arqueología, Antropología e Historia de la Universidad Nacional de Trujillo

En la intersección de los jirones Junín y Ayacucho, se encuentra la Casa Risco: un edificio que combina historia, arquitectura colonial y vida académica. Este inmueble alberga al Museo de Arqueología, Antropología e Historia de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), cuyo objetivo es difundir el devenir cultural de la costa norte peruana.

Historia y arquitectura

La Casa Risco se construyó sobre un solar que ya aparece documentado a inicios del siglo XVIII. En 1706, el capitán don Mateo Ortiz de Bracamonte edifica en dicho solar una residencia, utilizando 49.000 adobes, y con una disposición que en buena parte se conserva hasta hoy. A lo largo de los siglos, la casa pasó por diversos propietarios —familia Juárez, don Quirós, las familias Risco y Seminario— hasta que, en 1995, el Estado cedió el uso del edificio a la UNT para albergar el museo.

Arquitectónicamente, la casa presenta una estructura típica de mansión virreinal adaptada al clima costeño: zaguán de acceso, patios interiores, galerías con columnas de madera, y paredes de adobe y ladrillo. En sus patios se conservan murales del siglo XVIII que fueron objeto de trabajos de restauración en 2021, especialmente en el zaguán y el patio principal.

patio interior de la casa risco
El patio principal deslumbra con su delicada carpintería y los murales que narran, en color y textura, la historia viva de Trujillo.

Contenido del Museo

Fundado el 1 de abril de 1939, este museo agrupa más de 20.000 piezas arqueológicas, incluyendo cerámica, tejidos, metalurgia, arte plumario y madera, provenientes de las culturas que se desarrollaron en la región —Cupisnique, Salinar, Virú, Moche, Chimú y Nazca, entre otras—. Las salas están organizadas de forma temática: desde los primeros cazadores-recolectores, pasando por horticultores, hasta las grandes civilizaciones costeras y la expansión incaica.

Información práctica

  • Horario: Lunes 9:00–14h; Martes a sábado 9:00–16:30h. Domingo, cerrado.
  • Tarifas: Adultos S/ 5.00; jubilados, universitarios, niños y escolares S/ 1.00.
  • Por qué visitarlo: por su doble valor: el del contenido —una mirada profunda a las culturas del norte peruano— y el del continente —una casona histórica con arquitectura virreinal que todavía conserva sus patios, galerías y murales originales.

⛪Iglesias y templos históricos

Trujillo conserva un valioso patrimonio religioso: dentro de su centro histórico se concentran doce iglesias, muchas de ellas levantadas por las órdenes que acompañaron la colonización española. Algunas han sobrevivido a terremotos, reformas y cierres temporales, pero todas mantienen el encanto de aquella época en la que los templos no solo eran lugares de culto, sino también el corazón espiritual y social de la ciudad. Sus fachadas coloridas, sus retablos dorados y su mezcla de estilos —del barroco al neoclásico— hacen de este recorrido una forma distinta de entender la historia de Trujillo, más allá de sus casonas y plazas.

Si te apetece descubrirlas una a una, aquí te dejamos las principales iglesias del centro histórico, cada una con su propia historia y particular belleza.

  1. Basílica Catedral de Trujillo
    📍 Esquina de Jr. Independencia y Jr. Orbegoso (Plaza de Armas)
    Siglo XVII
    Es el templo principal de la ciudad y uno de los más emblemáticos del norte peruano. Reconstruida tras el terremoto de 1619, en su interior destacan los altares barrocos y neoclásicos, así como valiosas pinturas de la Escuela Quiteña.
  2. Monasterio de Santa Clara
    📍 Jr. Independencia con Jr. Junín
    Siglo XVI
    Fundado en 1560 por las monjas clarisas, es uno de los conventos más antiguos y conserva aún su vida de clausura. Su fachada sencilla contrasta con los detalles finamente trabajados del interior.
  3. Convento de la Compañía de Jesús
    📍 Esquina de Jr. Independencia con Jr. Almagro
    Siglo XVII
    Antiguo templo jesuita, actualmente pertenece a la Universidad Nacional de Trujillo y se utiliza como auditorio y sala de exposiciones, sin culto religioso.
  4. Convento de La Merced
    📍 Jr. Pizarro, cuadra 5 (junto a la Corte Superior de Justicia)
    Siglo XVII
    Templo de una sola nave, con retablos dorados que revelan el esplendor religioso de la época virreinal. Su fachada barroca es una de las más elegantes del centro histórico.
  5. Monasterio de El Carmen
    📍 Jr. Bolívar con Jr. Colón
    Siglo XVIII
    De estilo rococó, guarda un retablo mayor tallado y dorado en madera. Las carmelitas descalzas aún mantienen aquí su vida monástica.
  6. Convento de Belén
    📍 Jr. Ayacucho con Jr. Almagro (frente al Hospital Belén)
    Finales del siglo XVII
    Considerado monumento histórico, este templo muestra una arquitectura austera con elementos barrocos. Fue parte de un conjunto hospitalario durante la colonia.
  7. Convento de San Francisco
    📍 Jr. Independencia con Jr. Gamarra
    Siglo XVII
    De estilo barroco, es reconocida por su altar mayor y por ser la única iglesia de Trujillo que conserva un retablo lateral sin columnas.
  8. Viceparroquia de Santa Ana
    📍 Jr. Zepita con Jr. Orbegoso
    Siglo XVIII
    Templo de sencilla arquitectura, considerado uno de los más antiguos del casco urbano, ya que fue levantada en 1536 para los indígenas del barrio de Mampuesto.
  9. Capilla de Santa Rosa
    📍 Jr. San Martín con Jr. Estete
    Siglo XVII
    Catalogada como Patrimonio Monumental de la Nación, fue una de las pocas capillas de indios construidas en la ciudad, levantada con ladrillo, adobe, barro y yeso.
  10. Viceparroquia de San Lorenzo
    📍 Jr. Ayacucho con Jr. Colón
    Siglo XVIII
    Aquí se venera al Señor Cautivo de Ayabaca, imagen de gran devoción popular.
  11. Convento de Santo Domingo
    📍 Esquina de Jr. Pizarro con Jr. Bolognesi
    Siglo XVI
    Uno de los templos más antiguos de Trujillo. En su interior se encuentra la imagen principal del Señor de los Milagros, muy venerada por los fieles.
  12. Iglesia de San Agustín
    📍 Jr. Orbegoso, cuadra 6
    Siglo XVIII
    Templo reconstruido en varias ocasiones a causa de los terremotos. Su fachada sencilla esconde un interior con altares y pinturas coloniales de gran valor.

Para ubicar todos estos lugares y aprender un poco más sobre ellos, puedes echar un vistazo a nuestro artículo📍Norte de Perú: 14 días de aventura con nuestro mapa interactivo, donde encontrarás los puntos señalados en el mapa, información práctica y algunas recomendaciones más para recorrer Trujillo.

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